martes, junio 11

PERDÓN

Dicen que para ser más feliz hay que aprender a perdonarse a uno mismo los errores, a ser menos exigente con los fallos que cometemos. Este consejo se repite especialmente cuando se trata de madres trabajadoras, desde Oprah a Sheryl Sandberg, permitirte no ser perfecta y rebajar un poco tu nivel de exigencia es imprescindible para no caer en la trampa de la Superwoman. A veces, dicen, lo mejor es enemigo de lo bueno. No perdonarnos nuestros pequeños fallos, nos impide disfrutar de lo que tenemos y ser felices.

Me perdono no haber podido llevarles al cumpleaños de su amigo, me perdono haberles dado pizza congelada para cenar, me perdono el grito que les he pegado en el coche porque llegábamos tarde, me perdono no haberme dado cuenta de que la profesora particular era un desastre hasta que llegó el suspenso, me perdono haber llegado tarde porque tenía un evento de empresa, me perdono no salir nunca a mi hora porque siempre hay un último email, me perdono haberles dejado sin cuento antes de acostarse porque estaba agotada, me perdono haberles dado para cenar exactamente lo mismo que han comido en el colegio porque nunca miro el menú, me perdono por seguir contestando correos electrónicos cuando llego a casa en lugar de apagar el móvil, me perdono no llevarles y recogerles todos los días como hacen otras madres, me perdono los cuatro gritos que les he pegado por no venir a cenar después de llamarles doce veces, me perdono dejarles un rato más con Elena para ir a mi clase de yoga, me perdono el bufido que le pego a mi santo con frecuencia, me perdono quedarme dormida en el sofá una de cada dos noches, me perdono desear a veces que llegue el viernes para que se vayan con los abuelos y tener un rato para hacer mis cosas y para dormir la mañana siguiente, me perdono por no saber cocinar nada de nada, me perdono por no dejarles hacer cosas divertidas por miedo a que les pase algo, me perdono por dedicar algo del poco tiempo que paso con ellos a sentarme delante del ordenador (aunque muchas veces sea para comprarles algo, organizar las vacaciones, sacar entradas... y, otras, si, para escribir en el blog o comprarme algo a mi), me perdono por no querer que se vayan de mi lado, por sobreprotegerles a veces, por no ser la madre perfecta....

Yo me perdono por mis muchos errores. ¿Me perdonarán ellos...?

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