sábado, septiembre 28

CUANDO NO HAY PALABRAS

Se llamaba Asunta. Tenía 12 años. Era buena estudiante y tenía muchos amigos. Le apasionaba la música. Y escribir sobre misterios en ingles en su blog. Tenía los ojos rasgados pero era más compostelana que la Tuna. Sus padres la adoptaron en China hacía más de 11 años. Once años de biberones, de pañales cambiados, de noches en vela, de catarros, de recitales de música, de deberes y examenes, de fiestas de cumpleaños, de vacaciones, de cuentos antes de acostarse, de risas, de broncas, de fines de semana en familia, de besos....

Asunta murió el sábado, sedada, atada y asfixiada. Piensa la policia que fueron los padres, los mismos que la abrazaron por primera vez con nueve meses en un orfanato de China despues de quien sabe cuantos meses de espera, de desespero y de trámites. 

Matar a un niño es probablemente el crimen más horrible que existe, es matar la inocencia, la posibilidad de futuro. Matar a un hijo es un crimen inconcebible, incluso cuando es fruto de una momento de enajenación, de desesperación, de descuido, de un instante de locura al que puede seguir una eternidad de desconsuelo y arrepentimiento. Cuando es parte de un plan meditado y calculado escapa completamente de mi capacidad de comprensión.

¿Es más o menos grave el crimen cuando se trata de un hijo adoptado?. Por supuesto que no. Un hijo es el que crías y no el que pares, hay lazos de amor que van mucho más allá de los rasgos y la sangre. Un hijo adoptado es siempre un hijo soñado, esperado, deseado, amado en la distancia mucho antes de su llegada. Un hijo adoptado es un hijo, sin etiquetas ni calificativos y tan horrible e infame es el crimen de José Bretón como el de los padres de Asunta, si finalmente se confirma su autoría. Matar a un hijo es asesinarnos a nosotros mismos porque es imposible que uno pueda vivir con esa culpa.

Pero los padres adoptivos tenemos una responsabilidad añadida, con los miles de niños que dejamos atrás en los orfanatos esperando una oportunidad, una familia, un futuro más brillante, con los miles de personas que van un paso por detrás de nosostros en el largo y tortuoso camino de la adopción, con los que aún están tirando del hilo rojo que les une a sus hijos del corazón, con los que siguen soñando, esperando, imaginando ese hijo desado que no llega nunca, que cada vez vez parece más lejano. Tenemos la responsabilidad añadida de presentar los informes de seguimiento, de responder a las peticiones de información de las administraciones, de cumplir con los compromisos adquiridos para garantizar que los procesos sigan abiertos, que los paises que entregan a sus niños con la esperanza de un futuro mejor confíen en la capacidad de las familias adoptantes para hacer lo mejor para sus hijos. Tenemos la responsabilidad de cumplir con lo prometido a las autoridades y a nuestros hijos.  Porque nuestros actos tienen siempre, justa o injustamente, un efecto sobre los que vienen detrás. 

Pequeña Asunta, espero que no fuera la cara de tus padres convertidos en tus verdugos lo último que viste antes de morir. Descansa en paz.











martes, septiembre 24

PELIGROS

Yo creo que algo estamos haciendo mal y vamos a tener que revisar nuestro comportamiento delante de los niños. Ayer, despues de un laaaargo día en la oficina encontré un ratito antes de la cena para jugar con mi hija, quería jugar a mamás y papás, asi que montó toda una casa en su cuarto, con cocina, salon, telefono y todos los detalles y decidimos que yo sería la hija y ella la mamá. Me pareció una oportunidad idónea para enseñarle lo duro que es a veces ser mamá y como los niños pueden sacarte de tus casillas sin casi intentarlo, quería que viera que cuando se pone a llorar sin motivo o desobedece, no es agradable y ver como reaccionaba. En fin, trabajar un poco el role play, la empatía y la resolución de problemas.  

Y en eso estábamos cuando entrí mi hijo mayor, que acababa de terminar sus deberes. Quiso unirse al juego y hacer él de papá. 

- Voy a hacer la cena - dijo mi niño, muy en su papel
- Muy bien. Red or white, dear? - contestó mi hijo interpretando a su padre
- Viña Esmeralda, cariño
-  Y ahora hija, a cenar y a la cama que vamos a ver "Anatomia de Grey" en Divinity

Lo peor es que esto es real como la vida misma....

No recuerdo yo estos dialogos en mis juegos de mamás y papás, y eso que mis padres tambien se bebían alguna copa de vino.... Aunque si recuerdo usar todo tipo de lapices, palitos y cigarrillos de chocolate para hacer que fumaba como hacían mis padres y casi todos sus amigos entonces....

Esto es como cuando vamos a Carrefour y oigo a mi hijo gritarme de pasillo a pasillo

- Mami, ¿¿¿que te cojo: Viñas del Vero o Protos?????.

Asi que no estoy segura de si estamos siendo un buen ejemplo, igual lo tenemos que revisar. No se si llevármelos a la vendimia para darles el toque cultural o apuntarme a Alcohólicos Anonimos......