domingo, octubre 13

LA VIDA ES UN REGALO

María de Villota era una mujer llena de luz y de fuerza, una mujer valiente y coqueta, luchadora, tenaz, simpática, brillante. Alimentada por la gasolina de los sueños y propulsada por el motor del esfuerzo, María llegó donde ninguna mujer había llegado nunca, a ese territorio vedado hasta entonces para el que se nos suponía frágiles, lentas, pero más allá de triunfos de género, María demostró que no hay límites para los sueños, que con determinación, pasión, constancia, sudor y lágrimas se pueden conquistar las metas más altas. María estaba hecha de caramelo por fuera y de acero por dentro.

Y cuando el destino puso en su camino aquel camión abierto, aquel amasijo de hierros, aquel flirteo con la muerte, María sacó todo lo que llevaba dentro y demostró, por si alguien tenía dudas, que estaba dispuesta a pelear hasta el ultimo aliento. María perdió mucho en aquel accidente pero ni las operaciones, ni la frustración, ni las secuelas consiguieron borrarle la sonrisa. Renació más fuerte, llena de planes, de optimismo, de nuevos sueños. María descubrió que la vida es un regalo, que cada día cuenta, que la belleza está en las cosas pequeñas, que no se trata de ver sino de aprender a mirar. 

No se por qué extraña razón, Dios quiso salvarla de aquel horrible accidente para llevársela poco despues y sin aviso previo. Quizá quería que María dejara su lección de vida, que predicara con su ejemplo, que iluminara un poco más el mundo con esa sonrisa suya, con su fuerza.

Seguro que el cielo está lleno de coches con alas para que Maria los conduzca con su eterna sonrisa y con su estrella de la suerte que, por desgracia, ha sido una estrella fugaz.

La vida es un ratito, la vida es un regalo.