Últimamente,
a Nico le ha dado por hablar de la muerte, creo que es una fase típica a esta
edad y recomiendan tratar el tema con toda normalidad, recuerdo que Alex
también pasó por ella, pero, la verdad, es un poco deprimente hablar de la
muerte con mi ratón de 4 años.
- Mami, te quiero mucho…. menos cuando te mueres
- Hombre, de momento no tengo pensado morirme mi amor, pero cuando me muera ¿ya no me vas a querer?
- No, porque ya no te voy a ver más
Lo
tiene claro mi enano, el muerto al hoyo y el vivo al bollo…
- Hijo, pero aunque no me veas, me puedes seguir queriendo y acordándote de mí como yo me acuerdo de mis abuelitos
- Es un rollo lo de morirse, mami
- ¿Estás preocupado, quieres hablar?
- Si…. Es que mira mami, yo no quiero que te mueras, ni Daddy, ni Abu… Pero es que nos hacemos viejecitos y nos morimos
- Bueno, mi amor, pero a lo mejor falta mucho tiempo, no hay que preocuparse ahora. Lo importante es disfrutar cada día y vivir muchas cosas bonitas y aprovechar el tiempo que tenemos juntos
- Pero me preocupo porque si nos morimos, entonces ya no podemos sobrevivir ninguno
Efectivamente,
el concepto lo tiene asumido.
- Yo no me quiero morir, no quiero dejar de verte mami
- Pero , ¿sabes una cosa?. Cuando nos morimos, vamos al cielo y allí estaremos todos juntos otra vez
Esto
parece que le ha gustado más. Se le han iluminado los ojitos.
- Entonces le voy a decir a mi amigo Álvaro que nos vemos en el cielo porque quiero jugar con las nubes y hacer un muñeco de nieve de nube con él…. Eso va a molar mucho, mami.
- Si, mi amor, eso mola mucho…
No
puedo imaginar siquiera la vida sin ti, mi tesoro. Si tú faltaras, el mundo giraría
en una órbita sin sentido, el paisaje se volvería blanco y negro, no como
el blanco y negro lleno de medios tonos y claroscuros de las películas de
Capra, sino un blanco y negro absoluto, sin matices, sin detalles, sin escalas,
sin luces, ni sombras, ni brillos…. No concibo un mundo en el que no resuene tu
risa por cada esquina, en el que tu voz no llene el silencio de los pasillos y
las habitaciones, un mundo sin tus preguntas cada dos minutos, sin tus
explicaciones profundas, sin tus manitas sobre mi cara, sin los luceros
traviesos que se te pegan a los ojos cuando te ríes, sin tus abrazos de osito.
Ay,
Nico, te propongo un trato, no hablemos más de la muerte, que ya sé que es una
fase natural de tu proceso de maduración pero me da un bajón que no te lo puedo
ni explicar, hablemos solo de planes chulos, vamos a comernos a besos, a jugar
hasta cansarnos, a bebernos la vida a tragos grandes, vamos a cogernos de la
mano todos y a explorar montañas, pueblos y mares, a crear experiencias mágicas
que llenen más de una vida, leamos juntos cuentos maravillosos, llenemos cada
día de risas, hagamos castillos de arena en mil playas por descubrir,
escribamos muchas cartas a los Reyes Magos para que nos dure siempre la ilusión
de la infancia, achuchémonos cada noche en un abrazo apretado, querámonos hasta
el infinito y más allá y luego Dios dirá.
La vida es un regalo,
Nico, un ratito corto en un espacio cambiante con nubosidad variable, en el que
vosotros sois los rayos del sol. Vamos a vivir a tope cada día juntos, sin
pensar en cuantos nos quedarán hasta que nos encontremos todos de nuevo
haciendo muñecos de nieve de nube en el cielo.
Querida Bea: no tenía que haber empezado por este post. ¡Menudos lagrimones! Y yo que he predicado a los cuatro vientos que cuando sea mamá quiero una bolenita, que los niños no son sensibles.... ahora leo a "tu ratón" y me cambia los planes. Deseando saber más de tu maravillosa familia.
ResponderEliminarUn beso fuerte,
Ana B.