martes, diciembre 31

PRIMERA NOCHE, AÑO CERO


Odio la Nochevieja. Será porque me recuerda que ha pasado un año más, que mis niños ya son un poco menos niños, que yo soy un poco más vieja, porque me recuerda todos los propósitos incumplidos, las ideas no realizadas, los sueños que nunca fueron, porque me recuerda a los que ya no están, los que ya no se sientan a nustra mesa, los que se fueron, los que nunca llegaron, los que están lejos, los que añoramos, los que fuimos en otras Nocheviejas. En Nochevieja las ausencias se agrandan, las distancias se notan, las añoranzas se desperezan.

Recuerdo pocas Nocheviejas en las que lo haya pasado bien, muchos nervios, muchos preparativos, mucho tráfico, muchas esperanzas para muy poco resultado. Quitando la empanadilla de Martes y Trece y algún momento inolvidable de Tip y Coll, solo me vienen a la memoria tres o cuatro Nocheviejas realmente memorables. Y otras cuatro inolvidables,  por distintas razones: l aprimera sin mis abuelos, la primera como madre con mi cosaco en brazos, aquella en la que Katie debía haber llegado y no llegó y la que Nico crecía dentro de mí. 

Pero mi favorita será siempre la Nochevieja que nunca existió, la Nochevieja ficticia de "Los 80 son nuestros", tantas veces representada en nuestro escenario original del CEU, esa Nochevieja de amor, amistad y sangre, esa verdadera fiesta que tanto nos marcó. 

Pero haciendo un esfuerzo para vencer mi odio cerval a las Nocheviejas, voy a dar gracias por todo lo bueno que hemos vivido este año, por los amigos que han vuelto, por las amigas que se han curado, por los millones de instantes compartidos en familia, por la felicidad con que mis hijos acaban este año, por todos los que seguimos aqui dando guerra, por el trabajo bien hecho, por las risas en equipo, por la magia, por los besos de los que quiero.

Es Nochevieja, la úlima noche de lo que fuimos, la primera noche del Año Cero, como decía un amigo mio, el año en que todo está por hacer, en que todo es posible, en el que volvemos a reinventarnos, en el que tenemos otra oportunidad de hacer lo que dejamos en el camino, de soñar nuevos sueños, de librar otras batallas y de reir lo que no hemos reído.

Que 2014 traiga un arco iris debajo del brazo, ideas frescas, proyectos nuevos, amigos de los buenos, momentos inolvidables, experiencias únicas, lágrimas de risa, abrazos sin tregua, salud para todos,   un puñado de locuras y un surtido de sueños. Lo mejor está por llegar.

!!!!Feliz Año Nuevo a todos¡¡¡¡


miércoles, diciembre 25

Más Navidad

Confirmado. Me estoy haciendo mayor. Dos de cada tres frases que digo ultimamente empiezan con "en mis tiempos" o "cuando yo era pequeña". 

Pero es que cuando yo era pequeña, las Navidades eran, no se, más Navidades que ahora. 

Llevo dos dias consultando la programación para ver si puedo ver alguna maravillosa película navideña con mi hijo mayor. El dia 23 podíamos elegir entre "Transfomers", clásico navideño donde los haya, "Buscando a Nemo", que, hombre, no es la más navideña de las películas Disney, o Master Chef Junior, un programa muy educativo para ver con los niños que empieza a la bonita hora de las 22.15 y termina pasada la medianoche. Hoy, 25 de diciembre es aún mejor, entre las docenas de canales que pueblan nuestra televisión encuentro "En el nombre del padre", ¿que hay más navideño que una peli sobre el IRA?, "Cómo entrenar a tu dragón", "Sin perdón", y "El planeta de los simios". Vamos, que te entran ganas de tragarte la zambomba y cortarte las venas con el cuchillo del turrón.

Y digo yo que en mis tiempos, en Navidad ponían películas como "Que bello es vivir", "Milagro en la calle 42", "Juan Nadie", " La gran familia", "Cuento de Navidad", alguna versión del Casacanueces... que estarán muy vistas pero te llenan de espiritu navideño, de amor por la familia, de esperanza por el futuro, de la ilusión de la infancia por descubrir los regalos bajo el árbol; ¿no parece más Nochebuena cuando has visto a la hora de la siesta a James Stewart darse cuenta de lo hermosa que es la vida, a Natalie Wood descubriendo el bastón de Santa Claus en la casa que le había pedido en su carta o a Chencho perdiéndose en la Plaza Mayor....?. Hay tradiciones que aunque sean "de mis tempos", que a mis hijos les suena como a la Prehistoria, no debieran perderse. Pues ni pagando en el Videoclub de ONO he conseguido ver alguno de estos clásicos. Ya se que Love Actually y The holiday las pusieron hace unos días, pero, la verdad, no entiendo muy bien en manos de que personas retorcidas dejan la programación en estas fechas.....¿Transformers?......hombre, un poquito de por favor...

Y mi Navidad, a pesar de mis niños y sus caras a las 6 de la mañana (si, a las seis) cuando se han asomado a la puerta del salón y han visto sus regalos, es un poco menos navidad.

Claro, que cuando yo era pequeña, en Nochebuena tambien había turrones de Casa Mira elegidos cuidadosamente por mi abuelo, una ánguila de mazapán gigante que le mandaba algún cliente y que me parecía como un Dios hindú, había villancicos y autos de Navidad preparados con mi hermana y mi prima Sonia para ganarnos el aguinaldo en billetes de mil pesetas recién hechos en la máquina de hacer dinero que mi abuelo decía esconder en su despacho, había espumillón y adornos a largo del interminable pasillo de casa de mis abuelos, y las cenas siempre terminaban con una deliciosa sopa de almendras que sabía mucho mas dulce cuando la tomaba sentada a la derecha de mi abuelo. Y en Navidad venía la familia de Sevilla y cantábamos canciones de Los Payasos de la tele, preparábamos coreografias de musicales con mis primos grabadas en Super 8, mi abuelo Paco recitaba poemas hasta hacernos saltar las lágrimas y mi primo Dani se dormía en el sofá justo antes de que sacáramos el Trivial. 

Anoche estuvimos recuperando algunas de esas escenas en películas chisporroteantes pasadas a DVD y otras proyectadas directamente desde el aparato "antiguo" por Alex, y, claro, ahora que las muñecas de Famosa ya no se dirigen al portal, que Bob Esponja desfila en la Cabalgata de Reyes, que muchos de los queremos no vuelven a casa por Navidad, que la chispa de la vida brilla un poquito menos, ahora que no están mis abuelos, que la sopa de almendras sabe menos dulce, que no ponen "Que bello es vivir" ni cantamos con Los Payasos de la tele, ahora que los niños prefieren el ipad a montar espectaculos musicales, la Navidad se nos ha quedado un poquito descafeinada. Moderna, pero descafeinada.

Mañana sin falta me compro "Que bello es vivir" en la FNAC y siento a mis tres tesoros en el sofá para una inyección de espiritu navideño que mantenga viva la llama. Feliz Navidad