Mi querida princesa, mi hija del alma,
después de Alex dudaba de si me cabría más amor en el corazón, y de pronto
llegaste tú, niña preciosa, pequeño tesoro, y nos revolucionaste el alma, con
tus ojos divinos, con tu carita de manzana, con tu genio kazajo y con tu risa
de agua, nos encendiste nuevos luceros en el alma, nuestros corazones se
hicieron más grandes para albergar todo el amor que nos brindabas, toda la
ternura que nos explotaba por dentro al tenerte en los brazos, mi “enajita”
pequeña.
Y mi corazón sigue creciendo cada día, con
cada risa, con cada enfado, con cada abrazo, con cada grito, con cada
beso, con cada palabra, con cada año.
Te quiero hasta el cielo y de vuelta, hasta el infinito y más allá, mi vida, con un amor que no entiende de rasgos, de fronteras ni de tiempo.
Te quiero hasta el cielo y de vuelta, hasta el infinito y más allá, mi vida, con un amor que no entiende de rasgos, de fronteras ni de tiempo.
Feliz cumpleaños, hija, te deseamos un año
lleno de magia, de arte, de sorpresas (todas buenas), de amigos, de risas....
Crece despacito, mi amor, no te hagas mayor de golpe, quedate pequeña un poco
mas, para que sigas cabiendo en mis brazos, para que podamos seguir dándote
refugio, crece a poquitos, mi vida, no te me hagas mayor de pronto, que tu infancia nos llena la vida de
alegria.
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