Un día como hoy
hace cuatro años imaginaba como sería la carita de ese bebé sorpresa, de ese bebé
milagro que estaba a punto de colarse en nuestras vidas, como sería abrazar a
ese trocito de vida que se agitaba en mi interior. Aún no nos conocíamos en
persona, cariño, pero ya habíamos tenido
nuestros mas y nuestros menos durante meses, “Nico, por favor, no me des
patadas, hijo”," a ver Nico, mamá tiene que trabajar hijo, para quieto..", "por favor, traedme la coca cola que Nico ya me está mareando...", y por fin llegaste, enano, tambien por sorpresa, me dejaste sin ver a Baryshnikov que ya lo tenía yo todo organizado y de pronto te entraron las prisas por salir, y ya fue todo en cámara rápida, pero ya te lo he perdonado, mi vida. Te lo perdoné nada mas verte, ratón, tan diminuto, tan perfecto, tan precioso, tan divino, mi niño pequeño.
Un día como hoy hace cuatro años el mundo se hizo un poquito mejor aún, un poco más brillante, más ruidoso, mucho más divertido, más tierno. Gracias, Nico, por poner nuestro mundo patas arriba, por llenarlo de travesuras y risas, por las noches en vela luchando contra el Dalsy, por tus conversaciones sin fin, por tus manitas pequeñas, por los cuentos de Nemo, por tu sonrisa de medio lado, por tus ocurrencias, por tu carita divina, por completar la familia.
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